IMPUNIDAD DEL PEDO
Las medidas de mi cráneo no me delatan como un delincuente nato. Pero soy argentino, y no soy una excepción de la regla. Me gusta ir contra el sistema, contra los demás que no comprenden mi genio. En esto pienso igual que la mayoría de los bancarios, abogados y estudiantes.
La transgresión me satisface, lo demuestra mi prontuario.
Entiendo el delito contra la propiedad como queja revolucionaria y arriesgada, que pone la vida en peligro contra el dueño y el sistema que lo apaña, y lo justifico más allá del hambre. Detesto al policía, baratísimo mercenario, y a todo aquel capaz de vivir, matar o morir por dinero.
Pero ya no elijo el valiente camino del delito, ahora temo sus consecuencias. Evado la mugre carcelaria, que antes acepté por anecdótica. Me alejé de mis amigos, muchos padeciendo hoy el encierro o muertos arbitrariamente, sólo por no respetar las reglas de un sistema que los utiliza y margina, que los mata a balazos o de hambre.
No, ya no delinco. Ahora viajo en colectivo, ya no en autos robados. Voy al banco a pagar las cuentas, no a robarlos. Pero en la interminable cola del banco o en el destartalado colectivo en el que se mueve hacinada una multitud de cobardes, cuando natura lo permite me tiro un pedo lo más hediondo posible.
La transgresión me satisface, lo demuestra mi prontuario.
Entiendo el delito contra la propiedad como queja revolucionaria y arriesgada, que pone la vida en peligro contra el dueño y el sistema que lo apaña, y lo justifico más allá del hambre. Detesto al policía, baratísimo mercenario, y a todo aquel capaz de vivir, matar o morir por dinero.
Pero ya no elijo el valiente camino del delito, ahora temo sus consecuencias. Evado la mugre carcelaria, que antes acepté por anecdótica. Me alejé de mis amigos, muchos padeciendo hoy el encierro o muertos arbitrariamente, sólo por no respetar las reglas de un sistema que los utiliza y margina, que los mata a balazos o de hambre.
No, ya no delinco. Ahora viajo en colectivo, ya no en autos robados. Voy al banco a pagar las cuentas, no a robarlos. Pero en la interminable cola del banco o en el destartalado colectivo en el que se mueve hacinada una multitud de cobardes, cuando natura lo permite me tiro un pedo lo más hediondo posible.
3 comentarios:
excelente! yquelasmedidasdenuestro cràneononosdelatenennadaesmaravilloso, yo dirìa...
que lindo que gente que en otras epocas era mandada a la hoguera tenga su espacio en internet.
denle duro!
Hablé contento de poder decir cosas que en otros tiempos no se pudo.
Ahora me persiguen con sus cruces.
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