MI LUCHA . por M.T.

Mi lucha es contra los adornos, de todos los tamaños y colores. Vistosos, bonitos, de materiales diversos, quizás cerámica o porcelana china, quizás mamushkas o equecos, quizás platitos con barquitos, quizás un recuerdo de la sierra o el Iguazú, quizás animales o sus cabezas, quizás un muñeco o un angelito, quizás pintados o elaborados, quizás con tierra, quizás limpitos, quizás se caigan, quizás se rompan, quizás se muevan, quizás los miren, quizás se pierdan, quizás los tiren, contra ellos es mi lucha.
Y además contra la estupidez, la ignorancia, contra las hachas y las motosierras, contra los levantes y las marcas al costado de la cama, contra las fronteras y las naciones, contra las boinas de cuero y los pañuelos al cuello, contra la sumisión y el despotismo, contra las pistolas y los rifles, contra las balas y los anzuelos, contra los despertadores y las tarjetas, contra la sonrisa después de matar una paloma, contra la soja y los semi-pisos, contra los monumentos a Sarmiento y los guardapolvos, contra los fanáticos y los autógrafos, contra la policía, los uniformes, los palos y los gases, contra la soberbia y la codicia, contra el actimel y el danonino frutado, contra este sistema miserable, contra las tilingas y los chetos, contra el capitalismo obsceno, contra el imperialismo y las bombas, contra la esclavitud y la tortura, contra la demagogia y la coima, contra la limosna y la pena, contra la hipocresía y los laboratorios, contra las caras de culo y la mala-sangre, contra la mentira y la manipulación, contra las tijeras y el gillette, contra los countries y las estancias, contra ámbito financiero, contra los cobardes y la resignación, y contra los burgueses y sus estúpidos adornos en la mesita de luz.

EL TANGO EN CORDOBA: Una movida joven

Fenómeno notable de los últimos años ha sido la aparición de gran cantidad de jóvenes en el maravilloso mundillo del tango, recreándolo y dándole vida con sus nuevos y buenos aires. Mundillo propiamente lleno de viejos, se vio rejuvenecido por la aparición de academias de tango que fomentaron el acercamiento de estudiantes universitarios al centenario baile.
Pionera en esta tarea ha sido la academia “Trasnochando”, que arrancó allá por el año 2003, con cuatro o cinco alumnos, y que a mediados del dos mil cuatro ya contaba con más de doscientos, con clases de lunes a sábados en varios turnos. Así, una vieja casona céntrica casi en ruinas, se vio llena de vida con jóvenes estudiantes de todo el país que, quizá interesados en recuperar la identidad nacional, o seducidos por la esperanza del amor fácil, aprendieron el baile nacido en los arrabales porteños. Daba clases allí el ya legendario maestro José Espeche, que dicen algunos ha muerto en una riña callejera en la puerta de una milonga riocuartense, otros que lo mató la cirrosis. Todas mentiras, el otro día lo vi tomando un vino en “La Alameda”. Junto a él otro maestro, el viejo y peludo Carlos Toledo, su socio y gran visionario, es quien enarbola hoy la bandera de aquella gran escuela.
La juventud, como siempre lo fue, protagonista del hoy, creó nuevos espacios que han llegado para no irse, como la milonga de los sábados en la plaza San Martín (iniciada por la academia “Trasnochando”, es hoy un movimiento independiente e indómito en el cual no se reconocen dueños ni dominados, es del pueblo para el pueblo, hasta con equipo de música propio, pero que sobrevive gracias al desinteresado aporte de Pedrito, quien oficia de disc jockey), o la milonga “Tsunami Tango”, que llevó el tango a Nueva Córdoba, intercalando los más bellos arreglos de Pugliese con algunos cha-cha-chás, y viejos hits de Orly.
En fin, esta brevísima nota es una forma de reconocimiento de sólo algunas de las personas que han hecho en Córdoba el gran esfuerzo de emborracharse hasta altas horas de la mañana siguiente, y seducido a incautas jovencitas, con el único propósito de difundir esta música y este baile, columna vertebral de nuestra cultura, que nació entre mujeres de mal vivir y hombres corajudos, para sobrevivir en las de nuestra juventud, tan perdida como todas, según dicen algunos que bailan el tango que ya no es.