
El aire solía cortarse por el filo de una navaja aguda, semejante al miedo de ser expuesto y humillado por el torrente espeso ... de una mala calificación; pero por sobretodo...del mal uso de una oratoria precaria , dudosa, y miserable.La cuerda de argumentaciones lógicas enarboladas a tal fin, caían en la delgadez extrema del conocimiento repetitivo, la pausa simulada, y la compulsión a la memoria insulsa, e inerte.
El Ingeniero Di Marco, de años daba clase magistral acerca del “Diseño y tecnología de los componentes electrónicos” un terreno tan áspero e inabarcable, que requería acusaciones lógicas acarreadas de la física, la química , la matemática, la electrónica y hasta vuelos rasantes de sentido común, impíamente saqueados de la gloriosa revista “lupin”(precursora de McGiver).La dinámica era muy simple. Una x tres: Una lección magistral de esas que diluvian varios pizarrones en una tarde, imposible de seguir en ritmo y en contenido...Y tres clases seguidas de lecciones orales con calificación.Un coctel de incertidumbre, tan propia del conocimiento basto e inabarcable, sumados a los escuetos referentes de notas, y al clima de silencio fatuo...Conformaban lisa y llanamente el “TERROR”.
Condenados a muerte sin querer morir, el Emperador supremo se paseaba por el círculo de fuego acotado por paredes neutras que se derretían al ritmo decadente de exhalaciones y expiraciones del juicio final. 33 almas con la cabeza gacha, sumisos, inquietos en el sentimiento, ante la mas aceitada de las castraciones.Y la “VOZ “ habló: “hoy es 15, del mes 6...15-6=09 mas dos nietos que tengo 11, yo nací el día 6...mmmm 17!!!, que pase el 17 de la lista.” La sentencia desafiante, había sido impartida. “FERNANDEZ, es ud. verdad?...” y un taura Fernandez tomaba una tiza y masticando bronca encaraba la enmienda. La VOZ volvió a hablar: “Hábleme de lo que sabe Fernandez” (a secas)_...”bueno, la juntura colector- emisor...en la conformación de los diodos del tipo silicio....bla bla.
En cierta forma todos hacíamos fuerzas y como si el conocimiento pudiera trasladarse a través del pensamiento y la mirada fija...las 32 almas restantes hacíamos lo nuestro. En realidad debíamos de obstruir el canal de comunicación en caso de que existiera. Porque Fernandez, Gonzalez, Barro, o quien estuviera expuesto de turno, arrancaba bien pero al minuto comenzaba a carretear en el discurso cual avión imposibilitado de tomar vuelo.
Pasado ¾ del año lectivo, el tema ya se tornaba bastante preocupante, mas allá de que algunas almas permanecieran invictas, impolutas...vírgenes (jamás habían pasado al frente) Como suele suceder en las sociedades mas avanzadas, ante la carencia efectiva de resultados optimistas; los talismanes, los horóscopos, las cábalas, ya no surgían efecto...y aunque no se hiciera palabra...rondaba en el ambiente la necesidad de un TESEO furioso que diera muerte o saliera airoso al menos, de este laberinto espeso, asesino, agobiante...en que se convertía el aula los miércoles a las 15 hs. Y que conste, que no se arreglaba con solo estudiar. había un algo mas, un plus que debía develarse para lograrlo...

Un martes, seguro que 13, la curiosa ruleta del destino quiso que la voz pronunciara mi nombre...”Vamos Andrés, estoy gustoso de escucharlo hablar.”Di Marco posaba omnipresente, apoyando su espalda sobre la pared final del aula, mientras iniciaba un cigarrillo. En el extremo opuesto la pizarra como escudo, una tiza en mi diestra, y una mirada, que me propuse sostener hasta las últimas consecuencias. Como testigos silenciosos del fin, las 32 almas del laberinto.Al principio opté por menciones obvias, sin dejar lugar al silencio delator, que daba espacio a una intervención y a una repregunta fulminante del docente después.
Me animé a unos gráficos escuetos sobre la pizarra, y hasta de pasearme taura por el escenario…simulé alguna pausa, con talante reflexiva.Alguna ironía que algunos se animaron a festejar, y pronto a mi debacle de veracidades…Entré en las tinieblas de lo incierto, las falacias de lo poco comprobable, atado a una lógica que si el primero de la fila de bancos soplaba…se caía inerte al suelo del sinsentido.Los rostros de mis aliados en el silencio, daban cuenta del “Pero que estás diciendo???”
(un murmullo)
-“Está seguro de lo que está expresando, Andrés?”-“si profesor”-“CONTINUE ENTONCES”
Tenía el pase de la posta en mi mano y lo emplearía hasta el final, cada sendero de argumentos acababa siempre en un callejón sin salida y como laberinto del destierro, saltaba muros con la garrocha de la desfachatez propia de los que ya no tienen nada que perder. Moriría de pie, con la tiza en la mano, la mirada en alto…con mis verdades a medias haciendo goce en el ejercicio del discurso y la palabra.El teatro del sofisma siguió su curso… pronto la señal del recreo, inquietó el ambiente.
-“NADIE SE MUEVE” dijo un Di marco severo y compenetrado.
Resultan curiosos los refugios del conocimiento, y las concomitantes ardides del discurso que acarrea. El ejercicio de la palabra, el Inter-juego de argumentaciones, y el libre azar de lógicas tan ligadas a los avernos del arte, capaces de seducir muchas veces las mas férreas adherencias a la ciencia y a la exactitud de los contenidos.Será que en última instancia a las verdades mas verdaderas, no solo hay que sostenerlas con el argumento, sino que además requieren el uso escrupuloso del cuerpo y del alma .
El Ingeniero Dimarco siempre lo supo…y de alguna extraña forma, intentó enseñarlo…pero a la antigua. Como hacían los Sofistas griegos dignificando el recorrido, con el ejemplo y en sus conductas.
-“Pero Andrés, ud. Esta realmente convencido de todo lo que acaba de decir”-Totalmente profesor.-“muy bien Andrés, está aprobado …siéntese”